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De Rumanía a España:

el regalo que viajó conmigo

Me llamo Livia y nací en Rumanía. Cuando mi hermana y yo éramos aún pequeñas, mi padre se tuvo que mudar a España para trabajar y sustentarnos en la distancia. El tiempo en el que estábamos separadas de él, le echábamos mucho de menos.

En ciertas ocasiones, recibimos algún regalo, y esto nos traía la felicidad que nos había robado el hecho de tener a nuestro padre lejos. Un día, una vecina me regaló una muñeca y una naranja y me hizo mucha ilusión. A la edad de cinco años, recibí una cajita de Operación Niño de la Navidad. En aquel momento, no sabía ni de dónde venía ni porqué la recibía, aunque recuerdo la alegría de poder recibirla. Fue un regalo que me impactó muchísimo y que me llegó al corazón.

En la cajita encontré dos peluches y los he guardado desde entonces, porque lo que puede ser un simple regalo, puede llegar a significar mucho más. Hay momentos en los que, ya sea por la edad o por otras causas, no entendemos algunas situaciones que vivimos, pero con el tiempo vemos la gracia y el amor de Dios con nosotros.

Al año siguiente, nos mudamos a Villasequilla, Toledo, donde nos reunimos con mi padre, y de las pocas cosas que me traje a España, fueron los peluches. Vinimos en autobús con mi madre, mis tíos, mis primos y no podíamos llevar mucho equipaje, así que los peluches fueron los únicos juguetes que traje conmigo.

Pasado el tiempo, un domingo en la Iglesia Evangélica Bautista de Toledo, vi que el proyecto de la cajita que yo había recibido de pequeña, se llevaba a cabo desde España y quise formar parte del mismo. Decidí involucrarme y desde entonces, cada año, preparo una cajita para un niño en necesidad y también asisto al Centro de Procesos como voluntaria siempre que puedo.

Me entusiasma poder demostrar con mi testimonio que a día de hoy, el amor de Dios traspasa fronteras e impacta la vida de muchos, a través de cada persona que se ha implicado para que este proyecto sea posible.

Gracias por llevar esperanza a los lugares menos visibles donde hay necesidad; gracias por dar con un propósito mayor, un propósito eterno.

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