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Jaki

-y-

el cepillo de dientes

“Soy testigo de la necesidad de poner cepillos de dientes en las cajitas – Compartí uno con otras nueve niñas en un orfanato de Guatemala.”

Nunca conocí a mi madre biológica. Las personas en el orfanato me contaron que me trajo cuando tenía unos pocos meses. En el orfanato de Guatemala, los cuidadores siempre nos proveyeron de nuestras necesidades básicas. Nos enseñaban, nos daban de comer, nos vestían, pero sus recursos limitados hacían que cada día comiésemos arroz y judías y que llevásemos las prendas de ropa disponibles, sin importar la talla. A veces las chicas llevaban ropa de chicos porque era todo lo que podíamos disponer. No recuerdo que tuviésemos ni peines.

Lo que sí teníamos era un cepillo de dientes, uno para diez niñas. Lo compartíamos, como compartíamos todo lo demás. Eso es lo que más me emocionó cuando recibí mi propia cajita de Operación Niño de la Navidad.Mi objeto favorito de todos los que recibí fue mi cepillo de dientes. Le di todo el uso que pude y más. Era mi posesión más preciada. Hasta el día de hoy, cuando preparo mis cajitas, no sólo incluyo un cepillo de dientes, sino que al menos pongo cuatro en cada caja. De esa manera, los niños pueden usarlos durante mucho más tiempo, o tener suficientes para repartir entre sus amigos o familiares.

También recibí un peluche de un animal. Yo tenía 5 años y me encantaba abrazarlo. Me hizo mucha ilusión recibir pinturas y libros para colorear. Cuando pintaba con las chicas no quedaba ningún espacio en blanco en las hojas. Lo llenábamos todo con color.
No recibí ninguna foto con la cajita, aunque alguna de las otras niñas sí. Las guardaban bajo los colchones para poderlas sacar y mirarlas, y volverlas a esconder por seguridad.
Yo siempre incluyo una foto y una carta en cada cajita que preparo porque recuerdo como las niñas las atesoraban.
Incluso si no podían leer las cartas, significaba mucho para ellas porque eran de aquellas personas que les habían hecho el regalo.

El día que recibimos las cajitas también aprendimos la canción ‘Jesús me ama’. Pero no fue hasta bastante tiempo después que entendí como Jesús realmente me amó.
Un año después de recibir la cajita me adoptó una familia de E.E.U.U. Mis nuevos padres me llevaron a su iglesia, y alli me explicarion el amor de Jesús así que decidí creer en Él. Todavía sigo cantando la canción ‘Jesús me ama’ como el primer día. Me encanta cantar.
Suelo ayudar a los niños en la iglesia a preparar sus cajitas y les cuento que recibí una con muchos regalos.También respondo a sus preguntas sobre qué poner en las cajitas y que no. Les explico de la importancia de las cosas tan sencillas como el papel y lápices para un niño que no lo tiene. No dejan de sorprenderse de que tuviera que compartir mi cepillo de dientes… Lo bueno es que desde muy pequeños son conscientes de la necesidad y ya captan la importancia de aquello que pueden dar a los demás.

“Espero que mi historia pueda marcar una diferencia en la vida de otros niños. Tanto a aquellos con los que preparo las cajitas, como aquellos que las reciben. Estoy muy agradecida por experimentar del poder que tiene una simple cajita. Durante mi estancia en el orfanato fue el mayor regalo que recibí y estoy muy agradecida de que alguien se tomara el tiempo para preparar la mía.”

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